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Mostrando entradas de febrero, 2011

El lacayo y la princesa

Aquella locura tierna divagaba En la sangre postrera del olvido Que inmaculaba el recuerdo vivido De la dulce princesa desterrada. Su recuerdo en la noche sostenido Por su fiel lacayo el que la amaba Se sentía un ser de luz en su mirada, Y en su lágrima príncipe de olvido. Aquel desdichado siervo la seguía Guiado en convicciones de aurea belleza Desdichado el corazón, su pobreza De amante loco y torpe lo dormía. La princesa teme tan fatalista Mustia en sueños de ilusiones perdidas, Las sendas del dolor ya conocidas Cobijaban su pasión de idealista. La princesa soñó un mundo ideal Y el lacayo tomo aquel sueño suyo, -“pues soñare contigo mientras huyo escapando de este mundo tan banal”- Un estruendo salido de la nada Fue el anuncio de lo que paso en la ausencia Del lacayo y el amor en decadencia, De aquel suspiro que le decía amada. El lacayo miro aquel cuerpo inmóvil Sus sueños ya sangraban en el suelo, Destrozado el lacayo en desconsuelo Clavo un cuchillo en su pecho de marfil. Muerto