El lacayo y la princesa

Aquella locura tierna divagaba
En la sangre postrera del olvido
Que inmaculaba el recuerdo vivido
De la dulce princesa desterrada.

Su recuerdo en la noche sostenido
Por su fiel lacayo el que la amaba
Se sentía un ser de luz en su mirada,
Y en su lágrima príncipe de olvido.

Aquel desdichado siervo la seguía
Guiado en convicciones de aurea belleza
Desdichado el corazón, su pobreza
De amante loco y torpe lo dormía.

La princesa teme tan fatalista
Mustia en sueños de ilusiones perdidas,
Las sendas del dolor ya conocidas
Cobijaban su pasión de idealista.

La princesa soñó un mundo ideal
Y el lacayo tomo aquel sueño suyo,
-“pues soñare contigo mientras huyo
escapando de este mundo tan banal”-

Un estruendo salido de la nada
Fue el anuncio de lo que paso en la ausencia
Del lacayo y el amor en decadencia,
De aquel suspiro que le decía amada.

El lacayo miro aquel cuerpo inmóvil
Sus sueños ya sangraban en el suelo,
Destrozado el lacayo en desconsuelo
Clavo un cuchillo en su pecho de marfil.

Muerto el cuerpo los sueños no murieron
La muerte ofrendara un nuevo destino,
Los cuerpos en entierro clandestino
Dos espejos… La vida que no vieron.

Quiero soñar yo aquel amor profano,
Disfrutar los placeres del olvido
Y así mostrar lo nunca conocido
El sueño oculto de un mortal insano…
Por: TheGorhicPoet (Cristian Santillán)

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