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Sins

Y que pecado el mio enamorarme, si para odiar nací yo maldecido, si la aurora triste me cobija y su belleza envenena en desconsuelo... ¿Pero por qué el corazón llora y palpita? si la muerte lo ha llevado ya a su lecho, ¿Por qué enamorarse? si maldita la razón me mata y sin decirte nada junto a ti muero...

Talvez en otros años...

Tus manos en las mías Apretando fuertemente, Veo tus ojos, letanías Que sollozan tristemente. Yo suspiro aquí a tu lado Y tú me abrazas sin soltarme De ti estoy enamorado ¿Podrías tú también amarme? ¡Espera! No te vayas, Solo déjame abrazarte Hoy yo muero mientras callas Y tú empiezas a alejarte. El aroma de tu piel Cubre al viento que solloza… El amor que un día fue miel Hoy es llaga dolorosa. Tú sonríes en otros brazos Y yo aún quiero abrazarte, Debí amarte en otros años Cuando tú aún podías amarme. Por: TheGothicPoet (Cristian Santillán)

Un amor que no he de amar

El silencio corroía las paredes en la blanca soledad de la tristeza que es un sueño anhelante de placeres navegando en el mar de la belleza. Y es el viento el que condena mis dolores (trágica pasión ilusionada) con su brisa que recuerda mil amores y mi sonrisa (una llama consumada). ¡No me ames con tus sueños delirantes! no me digas que hoy me vas a hablar si tus ojos del sol viven distantes, si mis letras no sirven para amar. ¡Déjame! No sostengas mi mano temblorosa, el sentimiento es una flor para arrancar ¡Déjame! Suspira tu pasión tan tormentosa que una caricia al corazón hará sangrar. Por eso hoy solo moriré en lejanía tus ojos no me verán ya mas sangrar mientras escribo yo esta triste letanía con la historia de este amor que no he de amar.

El retrato

El viento es una triste melodia en la oscura alcoba del errante, que suspira entre sollozos de agonia recordando tu aroma a cada instante. Y es la melancolia la que sueña, en tu amor de nuevo, en tus brazos que inundaban de impaciencia la pequeña gota de rocio, marca de mi distancia a tus manos. Y es el silencio el que me obliga a mirar tu retrato, y el matiz de mi alma que solloza y me obliga a suspirar, y tu mirada tan quieta y calma. Y te miro y recuerdo un olvidado paisaje que en mis sueños nació, que se volvio tu favorito, tu paraje cuando mi sueño te miró. Eres un fantasma en este mundo y tienes mas vida que mi alma, y yo no hago mas que verte meditabundo, y tu mirada tan quieta y calma. La luna te mira y cobija tu imagen con un borroso manto de luz plateada y yo mortal impio dibujo el margen de esta velada enamorada. Y veo tu imagen, aun me miras, y tu mirada destroza mi alma porque no me amas (pasión de quimeras)... y tu mirada tan quieta y calma. Siempre quise que me amases mi

El lacayo y la princesa

Aquella locura tierna divagaba En la sangre postrera del olvido Que inmaculaba el recuerdo vivido De la dulce princesa desterrada. Su recuerdo en la noche sostenido Por su fiel lacayo el que la amaba Se sentía un ser de luz en su mirada, Y en su lágrima príncipe de olvido. Aquel desdichado siervo la seguía Guiado en convicciones de aurea belleza Desdichado el corazón, su pobreza De amante loco y torpe lo dormía. La princesa teme tan fatalista Mustia en sueños de ilusiones perdidas, Las sendas del dolor ya conocidas Cobijaban su pasión de idealista. La princesa soñó un mundo ideal Y el lacayo tomo aquel sueño suyo, -“pues soñare contigo mientras huyo escapando de este mundo tan banal”- Un estruendo salido de la nada Fue el anuncio de lo que paso en la ausencia Del lacayo y el amor en decadencia, De aquel suspiro que le decía amada. El lacayo miro aquel cuerpo inmóvil Sus sueños ya sangraban en el suelo, Destrozado el lacayo en desconsuelo Clavo un cuchillo en su pecho de marfil. Muerto

Epístola

Al espíritu de aquel soñador enamorado C.A. Me queda su visón. Era una vieja tarde fría de lluvia intermitente… Arturo Borja Hermano, bajo los pies del sueño habitas solo y en suspiros viajas (sueñas) por las flautas de Eolo llorando el ludibrio, tu angustia… mientras esperas se te olvide, aun en sueños hablas y en recuerdos logras volar ¡Un Cristo en las tablas! ¡un jardín perfumado!, lágrimas tristes, mustias. Un mensaje doliente mis espinas te envían en la nota más tenue de las rosas que habían por la senda enclaustrada del muerto que camina con luz oscurecida, del vivo que descansa con la luna apagada y es presa de la tardanza por eso corre, sueña, llora y en sueños camina. Sobre aquel cielo blanco del que viste emerger el pálido suspiro que calmaba tus penas al que tu agradecido le ofrendaste tus venas, sobre aquel cielo blanco no hay nada triste ser. Los brumosos paisajes que irrumpían el recuerdo renacen en mi mente y no se si aun estoy cuerdo, mas las voces me llaman en tu lúgu