Epístola
Al espíritu de aquel soñador enamorado C.A. Me queda su visón. Era una vieja tarde fría de lluvia intermitente… Arturo Borja Hermano, bajo los pies del sueño habitas solo y en suspiros viajas (sueñas) por las flautas de Eolo llorando el ludibrio, tu angustia… mientras esperas se te olvide, aun en sueños hablas y en recuerdos logras volar ¡Un Cristo en las tablas! ¡un jardín perfumado!, lágrimas tristes, mustias. Un mensaje doliente mis espinas te envían en la nota más tenue de las rosas que habían por la senda enclaustrada del muerto que camina con luz oscurecida, del vivo que descansa con la luna apagada y es presa de la tardanza por eso corre, sueña, llora y en sueños camina. Sobre aquel cielo blanco del que viste emerger el pálido suspiro que calmaba tus penas al que tu agradecido le ofrendaste tus venas, sobre aquel cielo blanco no hay nada triste ser. Los brumosos paisajes que irrumpían el recuerdo renacen en mi mente y no se si aun estoy cuerdo, mas las voces me llaman en tu lúgu...