SAN/SAL Muestra de poesía

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Fúnebre invierno (Unión de haikus)

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Celeste cielo Abrazando las rocas Con sus nubes Fúnebre viento, Palidecen las almas, Llantos en llamas. Tumbas plateadas Florecen en tristeza, Sobre mil cuerpos. Sangre, maleza Vertidas por el viento Suave y frío. Rostros cubiertos Por lágrimas saladas De fe y vida. Lánguido cruel y Despiadado paisaje, Triste, invernal. Sueños eternos Vientos fríos y una voz, Sombras, un sueño. Solitarias nubes Se mesen entre llantos Que mojan mi ser Pájaros vuelan Trinando la oración De la paz muerta. Un transeúnte que En silente soledad A veces llora. Y todos juntos Viviendo entre muertos Muriendo en paz. Por: TheGothicPoet ( Cristian Santillán ) Un Romántico Decadente
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El caballero de cristal en lágrimas

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Una lágrima cayó de la luna Pálida y triste roso la mejilla De un caballero sumido en tristeza inoportuna Tendido en el pasto, entre el cielo y su barquilla. Lo mire susurrar en resplandor de estrellas Y lo vi suspirar en dolores, sangrantes sus venas Lloraban en rojos rocíos por eclipsadas doncellas, En el reino sombrío y macabro lugar de sus penas. Encontró el sol en parajes desconocidos, Intento alcanzarlo en esperanza de armadura plata Y sucumbió en sentimientos no aprendidos Para caer de nuevo en su penumbra escarlata. Y le dedique mil fuerzas y mil palabras Para que logre aquel sueño de ojos cerrados por la noche Y prometió lograrlo (macabras palabras), Pero le prometió antes al amor, su sentimiento en derroche. Y tan frío como su mismo sepulcro Y tan triste como su mismo sentimiento He quedado al ver al caballero, tan límpido y pulcro En el legado de cariño que tiene este momento. Y tantos sueños suyos Para volver su reino un lugar ameno Quedaron hoy en pálida decadencia, ya no ...
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El lacayo y la princesa

Aquella locura tierna divagaba En la sangre postrera del olvido Que inmaculaba el recuerdo vivido De la dulce princesa desterrada. Su recuerdo en la noche sostenido Por su fiel lacayo el que la amaba Se sentía un ser de luz en su mirada, Y en su lágrima príncipe de olvido. Aquel desdichado siervo la seguía Guiado en convicciones de aurea belleza Desdichado el corazón, su pobreza De amante loco y torpe lo dormía. La princesa teme tan fatalista Mustia en sueños de ilusiones perdidas, Las sendas del dolor ya conocidas Cobijaban su pasión de idealista. La princesa soñó un mundo ideal Y el lacayo tomo aquel sueño suyo, -“pues soñare contigo mientras huyo escapando de este mundo tan banal”- Un estruendo salido de la nada Fue el anuncio de lo que paso en la ausencia Del lacayo y el amor en decadencia, De aquel suspiro que le decía amada. El lacayo miro aquel cuerpo inmóvil Sus sueños ya sangraban en el suelo, Destrozado el lacayo en desconsuelo Clavo un cuchillo en su pecho de marfil. Muerto...
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