En el límite del mundo
Y no pienses que no te amo si te he dado las mismas rosas que entregué a mis muertos, si desde el abismo oscuro en el que me encuentro he podido divisar tu luz y acogerme en ella.
Desde lejos puedo escucharte respirar, como si tus sollozos fuesen notas de Chopin en el aire, tu aliento me acaricia el corazón y puedo sentir tu calor en mi, los pasos de la gente al compás de tu nocturno, todos danzan sin darse cuenta siquiera, la luna cobija con una luz tenue el demacrado rostro de sus esclavos.
Nos encontramos en el limite del mundo, la gente cae y cae en el abismo sin ser consciente de ello, todo aquello que alguna vez vivimos termina aquí, hay una distancia incalculable entre lo que soñamos y el cielo, este es el límite y la gente busca ir más allá, nos hemos acostumbrado tanto a seguir avanzando que no podemos ver el borde y de pronto caeremos sin más.
Estamos en el limite del mundo y no puedo sentir tu mano, nos perdimos el uno al otro entre la ausente multitud, estamos rodeados de nada y todo parece estar tan lleno; es que la soledad siempre ha estado siguiéndonos, todo es tan oscuro en el límite del mundo, lo único que puedo ver son colores diluidos, estamos en el límite del mundo y no puedo reconocer tu figura ni a ti.
Sentados en el límite del mundo no nos miramos a los ojos, avanzamos tanto y tanto que en cierto punto el equipaje se perdió, ya no cargamos con nada más que con nosotros mismos, vamos tan ligeros que escapamos de la gravedad, sentados en el límite del mundo debemos agarrarnos fuerte, nuestros cuerpos siguen aquí mientras todo lo demás se va.
Desnudos en el límite del mundo siempre estuviste a mi lado, nos hemos deformado tanto que no nos reconocemos nunca más, callados nos decimos mil cosas y mil más las guardamos para nosotros, desnudos en el límite del mundo nunca más seremos nosotros, dejaste de ser tú y he dejado de ser yo, escapamos de todo pronombre, no hay palabra que describa lo que somos en el límite del mundo.
Desolados en el límite del mundo lloramos sin identidad, nos abrazamos fuerte para ocultarnos el uno al otro, aferradas nuestras almas se repelen como imanes, una vez llegados aquí no existe marcha atrás, desolados en el límite del mundo recordamos el camino que nos condujo hasta acá, tan livianos de todo que creemos poder volar.
Saltamos en el límite del mundo sin saber que se debía buscar, fuimos un Icaro sin alas que nunca se acercó al sol, caemos en el fin del mundo sin entender las cosas, la ausencia nos golpeó al caer y lo olvidamos todo.
En el Abismo del límite del mundo no supimos más que hacer, sin identidad deambulamos entre varios otros cuerpos, caminamos en círculo para no volver a perdernos, nos vimos abrumados por el peso de la libertad, no nos reconocemos y tal vez quedamos ciegos.
En el Abismo del fin del mundo tampoco pude encontrarte en alguien más.
Desde lejos puedo escucharte respirar, como si tus sollozos fuesen notas de Chopin en el aire, tu aliento me acaricia el corazón y puedo sentir tu calor en mi, los pasos de la gente al compás de tu nocturno, todos danzan sin darse cuenta siquiera, la luna cobija con una luz tenue el demacrado rostro de sus esclavos.
Nos encontramos en el limite del mundo, la gente cae y cae en el abismo sin ser consciente de ello, todo aquello que alguna vez vivimos termina aquí, hay una distancia incalculable entre lo que soñamos y el cielo, este es el límite y la gente busca ir más allá, nos hemos acostumbrado tanto a seguir avanzando que no podemos ver el borde y de pronto caeremos sin más.
Estamos en el limite del mundo y no puedo sentir tu mano, nos perdimos el uno al otro entre la ausente multitud, estamos rodeados de nada y todo parece estar tan lleno; es que la soledad siempre ha estado siguiéndonos, todo es tan oscuro en el límite del mundo, lo único que puedo ver son colores diluidos, estamos en el límite del mundo y no puedo reconocer tu figura ni a ti.
Sentados en el límite del mundo no nos miramos a los ojos, avanzamos tanto y tanto que en cierto punto el equipaje se perdió, ya no cargamos con nada más que con nosotros mismos, vamos tan ligeros que escapamos de la gravedad, sentados en el límite del mundo debemos agarrarnos fuerte, nuestros cuerpos siguen aquí mientras todo lo demás se va.
Desnudos en el límite del mundo siempre estuviste a mi lado, nos hemos deformado tanto que no nos reconocemos nunca más, callados nos decimos mil cosas y mil más las guardamos para nosotros, desnudos en el límite del mundo nunca más seremos nosotros, dejaste de ser tú y he dejado de ser yo, escapamos de todo pronombre, no hay palabra que describa lo que somos en el límite del mundo.
Desolados en el límite del mundo lloramos sin identidad, nos abrazamos fuerte para ocultarnos el uno al otro, aferradas nuestras almas se repelen como imanes, una vez llegados aquí no existe marcha atrás, desolados en el límite del mundo recordamos el camino que nos condujo hasta acá, tan livianos de todo que creemos poder volar.
Saltamos en el límite del mundo sin saber que se debía buscar, fuimos un Icaro sin alas que nunca se acercó al sol, caemos en el fin del mundo sin entender las cosas, la ausencia nos golpeó al caer y lo olvidamos todo.
En el Abismo del límite del mundo no supimos más que hacer, sin identidad deambulamos entre varios otros cuerpos, caminamos en círculo para no volver a perdernos, nos vimos abrumados por el peso de la libertad, no nos reconocemos y tal vez quedamos ciegos.
En el Abismo del fin del mundo tampoco pude encontrarte en alguien más.
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