Huellas (Soneto)

Algún día en la vida ahí yo estaba
disfrutando placeres cotidianos
la gente sujetada de las manos
reía bajo el sol que iluminaba.

Pero la noche pronta se acercaba
dejando esos recuerdos tan lejanos
quedando de alegría tan livianos
la lluvia en nuestro rostro acariciaba.

Estas almas marchitas ya sollozan
abrazadas olvidándose entre ellas 
pues amándose una a otra se destrozan.

De esta vida alejados, como estrellas
que apartadas del cielo ya rebozan
en el otro seremos sólo huellas.





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